Eduardo Sívori. Artista moderno entre París y Buenos Aires.

Eduardo Sívori dedicó su vida no solo a la creación de un arte nacional, sino también a la enseñanza, la conformación y el sostén de instituciones artísticas.

Eduardo Sívori. Artista moderno entre París y Buenos Aires.

Eduardo Sívori dedicó su vida no solo a la creación de un arte nacional, sino también a la enseñanza, la conformación y el sostén de instituciones artísticas.

Fecha del evento

28/09/23 al 04/02/24

Curadores

Laura Malosetti Costa y Carolina Vanegas Carrasco

 

Desde Fundación Medifé acompañamos al Museo Nacional de Bellas Artes en la muestra “Eduardo Sívori. Artista moderno entre París y Buenos Aires”, la primera muestra antológica que la institución dedica a uno de los pioneros del arte argentino, con curaduría de las especialistas Laura Malosetti Costa y Carolina Vanegas Carrasco. “Esta exposición es producto de la exhaustiva investigación de un equipo interdisciplinario coordinado por las curadoras del proyecto ‒afirma el director del Museo, Andrés Duprat‒. La labor de Malosetti Costa y Vanegas Carrasco, comprometida con echar luz sobre los relatos y los sucesos que fundamentaron un incipiente arte moderno nacional, ha hecho posible que el Bellas Artes presente al público esta retrospectiva de Sívori, la primera que tiene lugar en nuestro país desde la exposición póstuma de 1919”.

“En esta muestra ‒explican las curadoras‒ nos hemos propuesto reunir la obra pictórica y gráfica de Eduardo Sívori (1847-1918), toda la que hemos hallado hasta ahora, con el propósito de dar inicio a una catalogación razonada de la vasta producción de esta destacada figura, a quien se conoce apenas por algunos grandes cuadros como ‘Le lever de la bonne’ (El despertar de la criada), con el cual suscitó el primer escándalo artístico en Buenos Aires, en 1887”. Según las especialistas, Sívori fue quien desplegó una producción artística más amplia y sostenida entre los primeros modernos argentinos. Era el único que había viajado a Europa a comienzos de la década de 1870 y que, al regresar, compartió con sus jóvenes amigos las ideas acerca de la modernidad artística francesa y la pintura al aire libre. Constante y profesional, envió obras a todos los salones parisinos durante su estadía en la capital de Francia y expuso en cada salón argentino, desde su regreso a Buenos Aires hasta su muerte. Dedicó su vida no solo a la creación de un arte nacional, sino también a la enseñanza, la conformación y el sostén de instituciones artísticas. Además de fundar la Sociedad Estímulo, participó en la organización de las exposiciones del Ateneo, y fue un actor clave en la creación del Museo Nacional de Bellas Artes, la nacionalización de la Academia de Bellas Artes y la organización de los Salones Nacionales de Artistas desde 1911. Fue también pionero en la introducción del grabado al universo de las bellas artes y de su inclusión en los programas de enseñanza artística en el país.

 

 

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Liliana Porter. Un diálogo en perspectiva

Fecha: 12.07.25 al 03.10.25 Sala 5. Nivel 2 y Auditorio Curador: Agustín Pérez Rubio Actualmente radicada en Nueva York, Liliana Porter vuelve a la Argentina para presentar una exposición retrospectiva de su trabajo que abarcará su amplia trayectoria iniciada en los años 60. La exposición exhibirá desde sus producciones vinculadas con la gráfica y sus colaboraciones junto a The New York Graphic Workshop (1964-1970) hasta sus proyectos artísticos que van de la gráfica a la pintura, de la geometría a la materialidad y de la literatura a la narración de historias. Esta muestra intenta acercar al público tanto las diversas etapas de la trayectoria de la artista como las profundas capas de significado que sus obras plantean. Busca poner en foco la riqueza de su trabajo, amparado en una mirada crítica y en una desenfadada contemporaneidad, que se vale del humor y también de la empatía. Más información acá  

Kuitca 86

Fecha: 14.03.25 al 16.06.25 Sala 5. Nivel 2 Curadoras: Sonia Becce y Nancy Rojas. De Nadie olvida nada a Siete últimas canciones propone un enfoque en profundidad sobre una etapa crucial de la labor de Guillermo Kuitca (Buenos Aires, 1961), en el marco del 50 aniversario de la primera exposición que realizó en la galería Lirolay en 1974 a sus 13 años, y a 22 años de que su obra se presente por primera vez en Malba. Ante la oportunidad de recuperar la dimensión experimental de sus obras iniciales, reúne de manera inédita un conjunto de pinturas y series icónicas como Nadie olvida nada, comenzada en 1982, El mar dulce, iniciada en 1983, y Siete últimas canciones, presentada en 1986, junto a una selección de dibujos y documentos. Con estas piezas, de diversos formatos, soportes y técnicas, Kuitca forjó desde la pintura una investigación espacial y material que dio lugar a un repertorio iconográfico decisivo. Se trata de un conjunto de imágenes en las que plasmó la convergencia de atmósferas alusivas al imaginario de lo individual y lo comunitario, de lo doméstico y lo dramático. Más información aquí

Raúl Conti. Obras de Itatí y Nueva York

Fecha: 21.02.25 al 30.03.25 Curadores: Florencia Galesio y Pablo De Monte Con el auspicio de Fundación Medifé, el Museo Nacional de Bellas Artes presenta "Raúl Conti. Obras de Itatí y Nueva York". La exposición reúne una selección de obras del artista argentino Raúl Conti, (que forman parte) de dos períodos clave y menos conocidos, a la vez complementarios de su extensa producción: Las pinturas de Itatí y las obras de Nueva York. El primer núcleo presenta un conjunto de pinturas tempranas realizadas en las décadas del 50 y el 60 cuando el artista residía en Itatí, Corrientes. En ellas Conti captura el imaginario de Itatí, una pequeña ciudad argentina a orillas del río Paraná, su naturaleza exuberante y exótica, la fauna, la flora y las costumbres de sus habitantes inmersos en un sincretismo de creencias que combina el catolicismo, leyendas y mitos populares como el de “San la muerte”. Estas obras de pequeño formato capturan el esplendor del paisaje local con una paleta cálida, contrastada y con abundante carga matérica. El segundo núcleo se focaliza en sus impresiones y su experiencia en la ciudad de Nueva York donde se estableció a fines de los años 70 y en la que residió durante cuatro décadas. Su carácter cosmopolita, su imponente arquitectura, sus dinámica citadina, su población multicultural, su escala monumental, el poder, el dinero la violencia urbana operó en Conti prácticamente como un opuesto perfecto de sus vivencias provincianas de Itatí. En este entorno densamente poblado, el artista registra otras leyendas y mitologías, asociadas a diferentes problemáticas, cuyas víctimas son los sin techo y las personas con adicciones que habitan los barrios periféricos de la gran metrópolis. Las obras de ese período describen, con una paleta en la que predominan las tonalidades frías, la arquitectura de la gran metrópoli estadounidense: los típicos edificios con las escaleras de incendios, los carteles publicitarios y las señales de tránsito de la ciudad, atravesados en algunos casos por el motivo de las manos de cuatro dedos, perteneciente a obras anteriores, vinculadas a las producciones de las antiguas culturas americanas. Interesado en conocer e investigar las civilizaciones precolombinas, en 1966 emprendió un viaje de seis meses por América Latina, visitando Bolivia, Perú, Panamá, Colombia, Ecuador y México. El impacto y el estudio de las culturas americanas están presentes en toda su producción. La muestra se complementa con sus trabajos escultóricos en donde prevalecen las referencias a temas e iconografías de las culturas originarias y con un homenaje a Edith, su compañera de vida, representada en un retrato y con la transcripción de un poema de su autoría. De esta manera el Museo Nacional de Bellas Artes lleva a cabo un merecido homenaje a Raúl Conti, un artista de larga y prolífica trayectoria.   Más información aquí
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