Editorial 46
Editorial 46
Perseverar
En estos días la conversación pública sobre cultura levantó su voz. Es verano, época clásica de descanso y, en general, de inaugurar otros diálogos. Sin embargo, hablamos de este tema. Colectivos de los más diversos campos de las artes se expresaron sobre el valor simbólico, social y económico de su quehacer específico. Para muchos estos son días de repensar su arte, de síntesis y reflexión acerca del valor de lo que producen y cómo esas acciones sostienen la vida en común.
Fundación Medifé ancla su propósito en el valor de la cultura y las expresiones artísticas tienen como vehículo y posibilidad de una vida saludable. Sostenemos, siempre con tezón, esfuerzo y expertise, un espacio que es CASA de cultura. Allí, ejercemos nuestra voluntad de generar un espacio amigable, de trabajo y aprendizaje, de conocimiento y conversación sobre aquello que nos hace más humanos y nos enlaza en la vida entre todos; un lugar de encuentro y apertura.
La cultura es un puente que liga los ecosistemas humanos y naturales, pero además, cumple un papel de carácter instrumental constitutivo del desarrollo: es un medio y un fin en sí mismo. La dimensión cultural situada (en un lugar, en un tiempo histórico) es el cuarto pilar -luego del económico, el ambiental y el social- del desarrollo sostenible. Ese bienestar, que para Fundación Medifé es central, promueve contextos más equitativos y sensibles en los que cada persona pueda crecer y vincularse significativamente con su comunidad.
Esa sustentabilidad también tiene hechos concretos, realidades en las que se vuelve tangible todo el trabajo; en este caso quiero referirme brevemente a la quinta edición del Premio Fundación Medifé Filba, premio de novela publicada, una alegría para el mundo editorial.
La convocatoria es ahora, en febrero. Una buena señal para una rama de la cultura que está afectada por las condiciones del mercado editorial, las políticas del libro, la necesidad de defender la bibliodiversidad y, así, a editores y librerías pequeñas. La permanencia, ese gesto difícil pero hermoso de sostener el tiempo, es una felicidad para quienes participan y para quienes gestamos la ocasión. Para ambas organizaciones es una gran inversión, pero tiene un sentido que se renueva anualmente: rescatar de todo lo publicado en el año, esa novela que merece ser destacada. Nos impulsa recurrentemente el amor por la lectura, la convicción de que abrir mundos ficcionales y lenguajes expresivos nos hace muy bien. Se trata de contar qué leemos, de que un jurado experto encuentre aquella novela y nos la de a leer.
Empezamos, entonces, el año lector. Anunciamos que seguimos, que insistimos, que nos entusiasma continuar haciendo una gestión cultural en pos de un mundo mejor, más humano y habitable, más amoroso. Se lanza una botella al mar de las publicaciones, el mensaje es que estamos a la espera de libros a ser releídos por el jurado, que queremos nos inunden las novelas del 2023 y de entre ellas, a lo largo de un proceso, podamos elegir la que será premiada. Es una alegría y queremos compartirla.
Daniela Gutierrez
Gerenta general
Fundación Medifé