Adentro no hay más que una morada
Adentro no hay más que una morada
Fecha del evento
18.09.21 al 13.03.22
Fundación Medifé acompaña Adentro no hay más que una morada, que reúne obras recientes de treinta y cuatro artistas de distintas regiones de la Argentina que revelan una voluntad de canalizar y potenciar su vínculo con el entorno ‒ya sea material, intangible o incluso espiritual‒. Mayormente producidas durante el último par de años y atravesadas por la experiencia de aislamiento y arraigo en la que nos sumergió la pandemia, las obras funcionan como declaraciones de existencia. Son modos de indicar que estamos vivos mediante la producción de signos, señales y acciones sobre lo que nos rodea, de formas e imágenes que expresan el deseo de estrechar el vínculo con nuestra intimidad, con el otro y con aquello que nos trasciende.
El título de la exposición parafrasea un verso de la poeta argentina Olga Orozco incluido en el poema “Desdoblamiento en máscara de todos”, que dice “Desde adentro de todos no hay más que una morada”. El verso expresa la imposibilidad de distinguir entre la noción de existir y la de habitar, idea que los trabajos de la exhibición traen a la conciencia a través de imágenes, muchas de las cuales refuerzan el valor fundamental de la identidad y del sentido de pertenencia. Estas obras evidencian que la relación del individuo con su entorno es recíproca; incluso las que se nos presentan en forma de signos, geometrías y otro tipo de abstracciones de apariencia universal dejan a la vista que surgen de una localidad y una intimidad.
Mientras algunos de los trabajos de la exhibición buscan hacer reconocible en los objetos y los espacios la figura del cuerpo humano y las huellas del pulso vital, otros hacen sentir su presencia al reordenar objetos cotidianos cargándolos de valor afectivo y ritual. Muchos de los artistas recurren a materiales naturales y encontrados como un canal fundamental mediante el cual manifestarse y expresan un interés por recurrir a formas de producción artística de tradiciones ancestrales y saberes heredados o aprendidos en comunidad. Contenedoras de experiencias, de energía, de ejercicios, de labores y de mensajes, todas las obras revelan que desde nuestro más íntimo lugar podemos manifestar nuestro poder de transformar la realidad e invitan a pensar el arraigo como forma de resistencia.
La quietud y el encierro que provocó la pandemia nos volvió por momentos invisibles en la esfera pública. Estas obras son la contracara de esa imposibilidad de ser vistos. A partir de gestos, de reflejos, de búsquedas sensibles en los dispositivos tecnológicos, de la producción de lenguajes nuevos, del ordenamiento de desechos en forma de tótems o talismanes o de la voluntad de penetrar en otras materialidades e incluso en el paisaje, ellas se convierten en modos contundentes de decir “estoy presente”.