Editorial 6

De la mano de Alejandro Katz y Nicolás Kwiatkowski, en el canal de YouTube de Fundación Medifé, puede verse el ciclo de conversaciones Léxico de la pandemia. 

Editorial 6

De la mano de Alejandro Katz y Nicolás Kwiatkowski, en el canal de YouTube de Fundación Medifé, puede verse el ciclo de conversaciones Léxico de la pandemia. 

Entretanto

En estos días la pandemia ha sustituido al clima en su eterno protagónico como soporte de la conversación. Si durante tantísimo las polirritimias de la atmósfera eran un modo de medir el pulso inflexible del tiempo pasando; ahora ese patrón ha quedado definitivamente desplazado por los vaivenes del covid-19. Cada día (semana, mes) algún matiz, algún acontecimiento relativo al virus ocupa nuestro pensamiento y las interacciones con los demás ofreciendo escansiones y oponiendo diferentes matices a ese camino homogéneo que lleva del deseo temprano con que amanecemos a la memoria crepuscular con que cerramos cada jornada. En el hermoso libro de Marcelo Cohen Un año sin primavera, el autor comenta qué subestimado está el valor de un tema que puede dar lugar a charlas de circunstancias, un incitador de la conversación, un punto de partida y por cierto un modo sin fin de presentes posibles. Pues algo de eso está pasando en todo el mundo y en todas las lenguas (y un modo de verlo es surfear por internet) con la pandemia. La conversación monotemática es decididamente global.


De la mano de Alejandro Katz y Nicolás Kwiatkowski, en el canal de YouTube de Fundación Medifé, puede verse Léxico de la pandemia, el ciclo de conversaciones sobre cómo el contexto de la humanidad afectada por un virus da nuevos sentidos a las palabras que durante mucho tiempo estuvieron descansando en lo que siempre habían querido decir. Y hay ciclos parecidos en muchos lugares del mundo y en varios idiomas. Todos nosotros conversamos, mediados tecnológicamente más que presencialmente, con otros y esas charlas suelen tener un primer momento de intercambio acerca de la pandemia: alguna glosa, alguna noticia, alguna anécdota, algún pesar. La afectación que el fenómeno tiene sobre nuestras vidas cotidianas es tal que ya nada ha quedado fuera; el virus es el medio a través del cual circula la conversación no sólo sobre la posibilidad de la enfermedad y la salud sino también acerca de toda la vida: lo íntimo y lo público, la casa y el trabajo, todos los desplazamientos de nuestros cuerpos en cualquier espacio. Como hacía mucho tiempo no sucedía, los intelectuales más reconocidos del mundo occidental y oriental escriben u opinan sobre la coyuntura –algunos con brillante pluma y aguda percepción el presente y hay varias compilaciones en circulación- y han hecho explícita su mirada con el riesgo que está implícito en lo inmediato, sin ocasión de consultar mucha bibliografía, de tomarse tiempo para pensar dos veces o incluso sabiendo que podrán ser desmentidos por los hechos en pocas horas. Es que éste es el momento en que hasta los saberes más autorizados padecen la precariedad de su propio conocimiento: las ciencias más vinculadas con la urgencia, aquellas que hablan sobre salud, enfermedad, epidemiología y comportamiento de organismos virales van sabiendo en tiempo real. Nuestros cuerpos, las acciones de todas las personas y sus afectos también padecen la precariedad de las certezas, y aun así sabemos que es tiempo de aceptar cuidarnos y asumir la responsabilidad individual por la salud colectiva.


Seguimos en casa, teletrabajando. Los programas de Fundación Medifé siguen ofreciendo contenido de calidad sin presencialidad alguna. Seguimos haciendo libros y éstos están disponibles sin costo como lo estaban antes de la pandemia, en este mes nuestro conversar transcurre en soporte digital (IG, YouTube y Facebook) y allí hablamos con expertos acerca de los asuntos que requieren ser pensados de maneras novedosas, más creativas y críticas: la educación a distancia, la cuestión ambiental, los desafíos del mundo del trabajo, las modalidades que tendrán los futuros –sí, todo es ya plural-.


Los vaivenes de la pandemia a diario se empeñan en defraudar toda previsión: siempre hay novedad, y de allí que la conversación sobre el asunto sea de momento infinita. En un momento cualquiera confluyen miríadas de sucesos que, con distinto paso, duran o se disipan para dar lugar a algo nuevo. Parecería ser ésta una de las características del presente. Los poetas, algunos poetas, saben que el lenguaje es una búsqueda de afinación de la palabra que nunca acierta el temperamento. Y como concluye el poema citado por Cohen en el libro sobre el clima: “Por suerte, vivíamos en un mundo con estaciones”. Estamos a la espera de buenas noticias, de la vacuna que nos permita regresar al afuera con algún grado de seguridad, con cuidados más conscientes. La esperanza, ese concepto tan antiguo que de repente se volvió también palabra que circula, está entre nosotros cada minuto de cada día.


Contenido relacionado

Los procesos electorales de 2024 – en alrededor de 70 países, con una participación de la mitad de la población mundial-, se han consolidado como un momento crucial para diversas democracias en un mundo enfrentado a importantes retos sociales, económicos y políticos. La globalización y la deslocalización añaden complejidad a los marcos tradicionales que nos ayudan a entender la fragmentación social, que se articula principalmente en torno a cuestiones de raza, género y clase social.
Fundación Medifé en colaboración con CCEBA, un proyecto creado y curado por Giselle Etcheverry Walker.
El pulso de la vida  
Nuestra época, vociferante y repleta de ruido, en el que la falta de un lenguaje compartido para abordar los asuntos comunes requiere nuevas formas de diálogo, más y mejores herramientas de comunicación, otro sistema de signos. Fundación Medifé, en su objetivo de diseñar y promover un vínculo sustentable e inclusivo entre salud y cultura, en colaboración con el Centro Cultural de España en Buenos Aires aborda con este alfabeto compartido las tendencias más importantes del pensamiento de lo contemporáneo en la actualidad.
Enhebrando proyectos   Estamos ya en el último trimestre del año, que sigue siendo de mucho trabajo y con grandes proyectos hacia adelante; seguimos pensando y haciendo cosas que dan sentido y plenifican nuestro propósito.
¿Un submarino sabe nadar?   ¿Un submarino sabe nadar? La pregunta que alguna vez me formulara el profesor Javier Blanco, experto en Inteligencia Artificial de la Universidad Nacional de Córdoba, me pareció en su momento divertida para poder empezar a entender estas nuevas tecnologías desde el costado más accesible a la mayoría de las personas que usamos a diario alguna mediación técnica con el mundo en que vivimos.
Este festival propuesto por el Goethe-Institut en colaboración con Fundación Medifé, Artlab y la Delegación de la Unión Europea, estuvo orientado a educadores, artistas, tecnólogos, profesionales y un público interesado en la convergencia de la IA, la creatividad y la educación.
El CCEBA (Centro Cultural de España en Buenos Aires) junto a Fundación Medifé organizaron la conferencia púbica “No hay sujeto sin imagen. Relaciones entre imagen, sujeto y poder”, dictada por Andrea Soto Calderón, especialista en Estética y Teorías del Arte.
Botellas al mar
Casa nómade Se cumple un primer año de la apertura de nuestra CASA. Ha sido un tiempo de alojar, de aprendizaje acerca de cómo habitar un lugar querido, cómo recibir y convidar. Estuve rastreando el origen de la palabra “habitar” que es tan querido a la filosofía del siglo veinte, quizás para retomar donde dejé hace un año: en la esperanza de que pudiésemos apropiarnos de la CASA de un modo verdaderamente humano.
Fundación Medifé y el Viejo Hotel Ostende se reúnen en una acción que propone vincular el verano con la cultura. El verano es un buen momento para pensar algunas cosas para las que la tarea cotidiana durante el año nos deja poco tiempo. En ese marco junto con el Viejo Hotel Ostende se pensó un espacio cultural de oferta gratuita que pudiera brindar la oportunidad para “coincidir”.
Slide image Slide image Slide image Slide image