Editorial 33
Editorial 33
Leer en el cine
Dejamos atrás un fin de año con festejos que no olvidaremos por mucho tiempo. La alegría, la fiesta, la multitud compuesta por gente diversa y sin embargo unida por la celebración. Qué bueno, qué bien nos hace.
Ahora ya entrado el año, el calor nos marca que es momento -para muchas personas en distintos días y de múltiples modos- de algún descanso estival. Las vacaciones son un compás de espera, un retiro de energía que destinamos al trabajo y la productividad, reencausado hacia encontrarnos con paisajes nuevos (ya interiores, ya exteriores) y ver qué nos pasa.
Este mes, tenemos un nuevo libro publicado, de la colección “Lecturas éxtimas”; Padres en el cine. Películas en interlocución del psicoanalista Eduardo Laso. ¿Qué puede decirnos el cine sobre las constitución de la subjetividad? ¿de qué lenguas en diálogo habla el autor?
El ensayista David Oubiña afirma en un libro sobre cine: “el arte no da cuenta del mundo para hacerlo comprensible, sino para devolverle su misterio”. Efectivamente, sucede esto cuando nos aproximamos a esos padres descriptos no solo desde el lenguaje de las imágenes sino también mirados con el ojo del analista. En el libro de Laso parece proponer una forma que desafía al cine: una invitación a recorrer un conjunto de films, de autores diversos, desde una lectura que los acerca por su capacidad para desagregar el carácter asertivo de la imagen. La meta de la crítica es inquietante; interroga la relación entre lo real y lo visible para poder pensar el concepto “padre”, remueve los componentes más elementales que conducirían a una reconciliación con los arquetipos e investiga las posibilidades del cine como experiencia magnética que se juega ante el abismo.
La propuesta de Laso, por eso la inclusión del libro en la colección en la que se encuentra, es hacer dialogar a directores y guionistas tan plurales que luego enhebra con su propia mirada disciplinar, clínica y teórica, como analista. La crisis del patriarcado es interpelada por dos films, La costilla de Adán de George Cukor e Historia de un matrimonio de Noah Baumbach. Luego otro par La noche del cazador de Charles Laughton y Carácter de Mike Van Diem dialogan acerca de un tópico posible en la figura paterna; la perversión. Ese juego de palabras que es posible en la lengua de Lacan, interroga desde las imágenes y los diálogos guionados qué tan poderosa es la sombra del padre. Luego se sucede la conversación acerca de la exigencia paterna con el par de films, Claroscuro de Rebecca Hall y Whiplash de Damien Chazelle. ¿Es posible ser padre y seguir siendo un niño?, para indagar sobre la infantilización paterna Laso nos lleva a considerar dos films El padre de Florian Zeller, donde hay un debate sobre la reversión del cuidado y Un dios salvaje de Roman Polanski. Luego, otras indagaciones profundas sobre los vericuetos de la paternidad se suceden en la evocación de El decálogo 4 de Krzysztof Kieślowski y El arco de Kim Ki-duk. Finalmente los últimos dos duos de films, El castillo de la pureza de Arturo Ripstein y La costa Mosquito de Peter Weir y El video de Benny de Michael Haneke con Crímenes de familia de Sebastián Schindel.
Estamos, entonces, ante el atlas que propone Laso, un mundo de cines distintos para darnos a pensar en clave psicoanalítica la figura del padre, que transita el cine -como cualquier otro tema- por su potencia perturbadora, a través de los huecos, las pérdidas, las ausencias, las presencias, los prototipos que dan el testimonio de una falta, de un límite, de un vacío que siempre acecha la representación. “¿Acaso representar es exhibir?” sería la pregunta; y ésta señala una de las trayectorias abiertas por el libro.
Laberinto de múltiples entradas, el trabajo de la escritura se orienta a exponer una forma de mirar y a dar forma, simultáneamente, al pensamiento que el psicoanálisis puede ofrecer acerca de que está en la base de la cuestión sobre el padre y que retorna, en cada curva de la espiral, ante la persistencia de un problema, el de la incertidumbre de la imagen, o el de la heterotopía visual, cuya singularidad se entrega por la diferencia y, también, por la similitud de los films abordados. Una mirada curiosa, cinéfila, que frente a cada material se plantea un interrogante, vuelve a ver, se repregunta, hurga con insistencia, marca un contrapunto de distanciamiento y afecto.
Una muy sugerida lectura para este mes.
Daniela Gutierrez