Editorial 28

Sobre la transmisión como cinta de moebius

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Sobre la transmisión como cinta de moebius
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Esta semana se inició finalmente el recorrido de la “Escuela de artes y oficios” en el Centro Cultural Kirchner, es el primer trayecto formativo que Fundación Medifé acompaña en el marco de los programas públicos del Kirchner y lo hacemos con enorme entusiasmo. Es un plan de largo y sostenido aliento que se extiende durante cuatro meses (agosto, septiembre, octubre y noviembre) divididos en módulos temáticos: Materia, Espacio, Texto y Sonido. Cada uno de estos asuntos serán trabajados por expertxs oficiantes en parejas armadas con especial mixtura: Claudia del Río y Carlos Herrera (Materia), Luis Terán y Melina Cymlich (Espacio), Jorge Crowe y Leticia Mazur (Sonido), Daniel Zelko y Eugenia Roballos - Betina Naab (Texto). La coordinación artística del programa está a cargo de Lorena Fernández.

Se trata de una convocatoria federal para artistas con trayectorias iniciales que tendrán ocasión de participar en lo que para mí será una maravillosa una experiencia de transmisión. Y sobre esa palabra quiero detenerme a pensar en este editorial.

¿Qué es la transmisión cuándo se trata de un ámbito de enseñanza/aprendizaje? ¿Qué se está poniendo en juego allí? Podría ser solo una pequeña herencia “puesta a disposición”, y sin embargo elijo ligar este término a otro de su linaje: transporte. Se trata de que algo sea entregado, se mueva, sea dado con el propósito -nunca menor, siendo que hablamos de educación- de garantizar de una construcción de lo común. Retomo la lectura de dos grandes autores, George Steiner “Elogio de la transmisión” y Jacques Houssoun, “Contrabandistas de la memoria”; y ambos me orientan sobre la importancia de poner a disposición de otrxs -lxs nuevxs, lxs que nos siguen- mundos posibles; llevarlxs afuera, afuera de lo que somos, afuera del dominio de lo que ya está delineado, fuera de lo ya dicho y pensado, de lo que ha sido interpretado. Y hacerlo para recuperar con nuevos ojos lo que tuvimos entre todxs. De algún modo se trata de un transporte en el tiempo. Se trata de dar y de recibir, de dar y de tomar, de dar la palabra y de recibir la palabra: lo que acontece en la transmisión del don de la lengua. Pero esta vez y en esta EAO bajo formas muy diversas y complementarias. Todas lenguas diversas para una conversación sobre lo que tenemos en común.

Hassoun sostendrá que una transmisión lograda es aquella que “ofrece –al sujetx­ un espacio de libertad y una base que le permite abandonar (el pasado) para (mejor) reencontrarlo”. En un marco así, cuando pienso en las prácticas de artistas, espero que la EAO sea el ámbito fecundo donde revisitar la transmisión cultural en general y resituar los vínculos entre lxs sujetxs  y los objetos puestos en juego. Que en este “pase” se pasa algo, se pone algo valioso a rodar, a circular para que finalmente alguien otrx se lo apropie. Es una cinta de Moebius más que un ese círculo, donde se pierde -por suerte- la mecanicidad de la transmisión para convertirla en un trabajo y un don para cada persona que está involucrada en ese acto. Un proceso de transmisión no se funda en un contenido, sino ante todo en el acto mismo en que sucede; es decir, en los montajes que hacen posible que algo así suceda, se admita y se repita en cada momento.

El juego de intervenir y apropiarse conforma un entramado de decisiones que siempre exigirá de cada unx una toma de posición. Es decir, si dar el pasado, la cultura, el conocimiento, implica pensar en un quién y en un qué, tomarlo también responde a una elección tanto subjetiva como política, dirá Debray. La paradoja de la educación es que tiene que ver simultáneamente con la continuidad y con la discontinuidad. La invitación entonces es a pensar una transmisión en la que se ponga en juego esa paradoja. La educación es figura de la continuidad y del futuro, y en este sentido es conservación de la tradición, es anticipación, proyecto, prescripción, planificación, fabricación que pareciera depender de nuestro saber, de nuestro poder, de nuestra voluntad. Al mismo tiempo, y por suerte, es discontinuidad y porvenir; porvenir entendido como figura del acontecimiento, de la irrupción de lo no esperado, de lo no previsto, de aquello que no se deja atrapar por las categorías de las que disponemos ni por las prácticas que desplegamos. Cuando emerge lo inesperado, es cuando la educación aparece como figura de un “buen posible”, como diría Jorge Larrosa, de un posible con porvenir. Entiendo que el presente exige jugar en esa doble tensión: la del irrenunciable diálogo entre las generaciones, la de la necesaria conservación de las tradiciones como forma de hacer “lazo” y construir comunidad, y al mismo tiempo, la de una articulación más abierta –más que la que el mundo moderno construyó­, para relacionarnos con los legados; sean estos hegemónicos o críticos. Porque todo esto está allí es que nos aventuramos en acompañar esta hermosa experiencia que nos reúne en torno a un quehacer común y a una mesa donde compartir el alimento, lo que nos nutre. No es menor que hayamos elegido que sean estos modos nuevos de situar la práctica artística: serán ellxs los que nos confirmen con su trabajo, con su obra, que hemos hecho una buena elección.

Daniela Gutierrez

Esta semana se inició finalmente el recorrido de la “Escuela de artes y oficios” en el Centro Cultural Kirchner, es el primer trayecto formativo que Fundación Medifé acompaña en el marco de los programas públicos del Kirchner y lo hacemos con enorme entusiasmo. Es un plan de largo y sostenido aliento que se extiende durante cuatro meses (agosto, septiembre, octubre y noviembre) divididos en módulos temáticos: Materia, Espacio, Texto y Sonido. Cada uno de estos asuntos serán trabajados por expertxs oficiantes en parejas armadas con especial mixtura: Claudia del Río y Carlos Herrera (Materia), Luis Terán y Melina Cymlich (Espacio), Jorge Crowe y Leticia Mazur (Sonido), Daniel Zelko y Eugenia Roballos - Betina Naab (Texto). La coordinación artística del programa está a cargo de Lorena Fernández.

Se trata de una convocatoria federal para artistas con trayectorias iniciales que tendrán ocasión de participar en lo que para mí será una maravillosa una experiencia de transmisión. Y sobre esa palabra quiero detenerme a pensar en este editorial.

¿Qué es la transmisión cuándo se trata de un ámbito de enseñanza/aprendizaje? ¿Qué se está poniendo en juego allí? Podría ser solo una pequeña herencia “puesta a disposición”, y sin embargo elijo ligar este término a otro de su linaje: transporte. Se trata de que algo sea entregado, se mueva, sea dado con el propósito -nunca menor, siendo que hablamos de educación- de garantizar de una construcción de lo común. Retomo la lectura de dos grandes autores, George Steiner “Elogio de la transmisión” y Jacques Houssoun, “Contrabandistas de la memoria”; y ambos me orientan sobre la importancia de poner a disposición de otrxs -lxs nuevxs, lxs que nos siguen- mundos posibles; llevarlxs afuera, afuera de lo que somos, afuera del dominio de lo que ya está delineado, fuera de lo ya dicho y pensado, de lo que ha sido interpretado. Y hacerlo para recuperar con nuevos ojos lo que tuvimos entre todxs. De algún modo se trata de un transporte en el tiempo. Se trata de dar y de recibir, de dar y de tomar, de dar la palabra y de recibir la palabra: lo que acontece en la transmisión del don de la lengua. Pero esta vez y en esta EAO bajo formas muy diversas y complementarias. Todas lenguas diversas para una conversación sobre lo que tenemos en común.

Hassoun sostendrá que una transmisión lograda es aquella que “ofrece –al sujetx­ un espacio de libertad y una base que le permite abandonar (el pasado) para (mejor) reencontrarlo”. En un marco así, cuando pienso en las prácticas de artistas, espero que la EAO sea el ámbito fecundo donde revisitar la transmisión cultural en general y resituar los vínculos entre lxs sujetxs  y los objetos puestos en juego. Que en este “pase” se pasa algo, se pone algo valioso a rodar, a circular para que finalmente alguien otrx se lo apropie. Es una cinta de Moebius más que un ese círculo, donde se pierde -por suerte- la mecanicidad de la transmisión para convertirla en un trabajo y un don para cada persona que está involucrada en ese acto. Un proceso de transmisión no se funda en un contenido, sino ante todo en el acto mismo en que sucede; es decir, en los montajes que hacen posible que algo así suceda, se admita y se repita en cada momento.

El juego de intervenir y apropiarse conforma un entramado de decisiones que siempre exigirá de cada unx una toma de posición. Es decir, si dar el pasado, la cultura, el conocimiento, implica pensar en un quién y en un qué, tomarlo también responde a una elección tanto subjetiva como política, dirá Debray. La paradoja de la educación es que tiene que ver simultáneamente con la continuidad y con la discontinuidad. La invitación entonces es a pensar una transmisión en la que se ponga en juego esa paradoja. La educación es figura de la continuidad y del futuro, y en este sentido es conservación de la tradición, es anticipación, proyecto, prescripción, planificación, fabricación que pareciera depender de nuestro saber, de nuestro poder, de nuestra voluntad. Al mismo tiempo, y por suerte, es discontinuidad y porvenir; porvenir entendido como figura del acontecimiento, de la irrupción de lo no esperado, de lo no previsto, de aquello que no se deja atrapar por las categorías de las que disponemos ni por las prácticas que desplegamos. Cuando emerge lo inesperado, es cuando la educación aparece como figura de un “buen posible”, como diría Jorge Larrosa, de un posible con porvenir. Entiendo que el presente exige jugar en esa doble tensión: la del irrenunciable diálogo entre las generaciones, la de la necesaria conservación de las tradiciones como forma de hacer “lazo” y construir comunidad, y al mismo tiempo, la de una articulación más abierta –más que la que el mundo moderno construyó­, para relacionarnos con los legados; sean estos hegemónicos o críticos. Porque todo esto está allí es que nos aventuramos en acompañar esta hermosa experiencia que nos reúne en torno a un quehacer común y a una mesa donde compartir el alimento, lo que nos nutre. No es menor que hayamos elegido que sean estos modos nuevos de situar la práctica artística: serán ellxs los que nos confirmen con su trabajo, con su obra, que hemos hecho una buena elección.

Daniela Gutierrez

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FRANCOIS DUBET

El sociólogo francés François Dubet visitará el país en noviembre. Recibirá el reconocimiento de Dr. Honoris Causa en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, donde abrirá las XVI Jornadas de Sociología. Conocer, comprender, transformar. Los desafíos de la sociología de nuestro tiempo (del 3 al 7 de noviembre). Su agenda está gestionada por el Centro Franco-Argentino de Altos Estudios en Ciencias Sociales y Humanidades de la UBA y su estadía en Buenos Aires cuenta con el apoyo del Institut français d’Argentine y Fundación Medifé. · Lunes 3 de noviembre a las 18 h | Facultad de Ciencias Sociales UBA Conferencia de apertura El porvenir ya no es lo que era. Reconocimiento como Dr. Honoris Causa. · Miércoles 5 de noviembre a las 18 h | Campus Miguelete UNSAM  Conferencia El rol de las ciencias sociales frente a las desigualdades y el declive de la justicia social. Aula Tanque. Algunos de sus títulos: - El nuevo régimen de las desigualdades solitarias - La época de las pasiones tristes  Lo que nos une - ¿Por qué preferimos la desigualdad? - ¿Para qué sirve realmente un sociólogo? - Repensar la justicia social   François Dubet  (1946) es docente magistral de la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París y profesor emérito de Sociología en la Universidad de Burdeos II. Es uno de los principales referentes en el campo de la sociología de la educación. Sus investigaciones se centran en la marginalidad juvenil, las desigualdades sociales, la inmigración y el carácter inclusivo o excluyente de las instituciones escolares. 

Editorial 66

A partir de la presencia de Fundación Medifé en las Jornadas de Salud Mental que se llevaron a cabo en Mar del Plata el 19 y 20 del mes pasado, algunas ideas quedaron resonando que quisiera retomar. Trabajamos, en ambos paneles, sobre los desafíos que la Inteligencia Artificial no trae; no sobre sus ruidos apocalípticos, sino más bien acerca de la afección de nuestra condición humana, los deseos, la creación, la palabra -por ejemplo- y estos cuerpos que llevamos puestos. Quiero compartirles una pequeña reflexión sobre el tema. Escuchamos mucho hablar sobre el impacto económico y social de la inteligencia generativa, pero ¿habrá cambios más profundos, que nos toquen como especie hablante y sintiente? Paradógicamente todo lo que se está pensando en este sentido, nos está obligando a regresar sobre conceptos que pensábamos lejanos y que al haber sido fundantes de la modernidad que creíamos eterna, ya los dábamos por sentados. Resulta que el juicio, los afectos y la mismísima idea de inteligencia deber ser redefinidos. La IA nos confronta con la existencia de una nueva forma de inteligencia, una cuya escala y velocidad nos superan. Ya la humanidad no puede arrogarse ser lo único “inteligente” sobre la tierra, sino que su singularidad perdida deberá refrescar las relaciones que establecemos con el conocimiento. Si ya acumular y procesar datos, incluso recordarlos, no es para la humanidad…es un buen momento para revalorizar nuestra curiosidad, los atajos e intersticios, la habilidad de pensar lateralmente, poder hacer buenas preguntas y la sabiduría para interpretar datos e información en contextos éticos y afectivos. Margarita Martínez, en una tarde lluviosa marplatense, nos dijo que el juicio en tanto que dimensión experiencial y ética, es un territorio humano. No hay IA capaz de involucrar intuición y contexto moral a las decisiones que tomamos; ésta noticia es también un imperativo a la reflexión. Tenemos nuevos horizontes pedagógicos, nuevos desafíos personales y sociales que urge abordar. Ninguna máquina es responsable, ninguna tiene agencia moral por ahora. Y este mundo complejo en que vivimos parece necesitarnos cada día más. Pero, además, las máquinas aun no reemplazan el entramado de vulnerabilidad, contradicción y propósito que implica la sensible vida humana. La singularidad de cada una de nuestras vidas, con todo lo vivido, es insustituible. Y nuestra palabra, nuestra mirada con otros. Sostener conversaciones profundas y verdaderas tanto sobre la intimidad como sobre lo social es un desafío importante para la humanidad, podemos conectarnos y no sólo procesar datos. Celebro que cada tanto nos salga una risita nervios, una mirada cómplice, un silencio incómodo. Es en la vulnerabilidad de exponernos, de no saber exactamente qué decir, donde reside la posibilidad de una conexión auténtica. Los lazos verdaderos se construyen sobre esa base de mutualidad y riesgo, no de perfecta predicción. Tomémonos el tiempo de pensar qué más somos capaces de ofrecer a las generaciones que nos siguen, cómo transmitir lo importante y crucial, no estamos en condiciones de entregarlo todo.   Daniela Gutierrez Gerenta General Fundación Medifé

Editorial 65

En unas semanas estaremos acompañando, como ya lo venimos haciendo desde hace varias ediciones, las Jornadas de Salud Mental de Medifé. En ese contexto Fundación Medifé presenta, junto con la coordinación general del ESM y la gerencia de la compañía, a profesionales cuyo trabajo intelectual ofrece ocasión de pensar juntos las condiciones de existencia de este tiempo y por tanto agregar contexto al quehacer profesional de quienes atienden la salud mental en Medifé. Este año nos acompañan Margarita Martínez, experta en Comunicación y teoría de la técnica y Daniela Danelinck, filósofa. En los paneles de apertura y cierre de las JSM, entonces, retomaremos un marco ampliado para la conversación sobre aspectos que son actuales, vertiginosos y determinantes al momento de entender mejor cómo y por qué nuestra vida es afectada. Empezaremos las Jornadas conversando -al modo humano- acerca de los soportes técnicos que existen desde siempre para hacer posible la vida y que quedarán como huella de las sociedades que los utilizamos. El entorno técnico y artificial que nos acompaña nos atraviesa y nos configura hoy da cuenta de nuestra condición humana y de qué es posible pensar como futuro. El panel de cierre, del encuentro marplatense, entonces, vinculará esta realidad contemporánea con la subjetividad, retomando quizás algo de lo que habrá circulado por las variadas mesas de presentación de trabajos. En este entorno, FM, también presentará su colección Lecturas éxtimas, que en el sello editorial tenemos dedicada a los profesionales y lectores interesados en la tangencia del psicoanálisis con otros asuntos que le son cercanos. Estamos muy contentos, de la cantidad de proyectos que se presentaron a la Convocatoria del Fondo Enlace, iniciativa que es afín a Orillas Nuevas y que llevamos adelante con nuestros aliados estratégicos; el Instituto Francés y la Fundación Williams. La idea es ofrecer a 30 proyectos de las industrias culturales y creativas un financiamiento que les permita poner en marcha lo que ya están trabajando. Se han presentado muchísimos proyectos y es una gran alegría contribuir a poner en marcha acciones culturales y creativas de tanta gente que está trabajando en esos campos a pesar de las dificultades. Finalmente fue muy interesante apoyar otra vez ArteBA, la feria de arte que se realizó el último fin de semana de agosto en Costa Salguero, durante los cinco días más de 40.000 personas participaron de este gran evento que reunió 67 galerías y fue, una vez más, punto de encuentro para el arte contemporáneo. Nos sumamos a esta nueva edición de la feria porque nuestro propósito “Cultura para la salud” nos impulsa; invitamos a muchas personas a recorrer el espacio, visitar galerías y escuchar curadores, artistas y coleccionistas.   Daniela Gutierrez Gerenta General Fundación Medifé