Daniel Santoro: Panorama. El teatro de la memoria

El panorama ‒que se extiende a lo largo de la sala 42 del segundo piso, hasta cubrir un ángulo de trescientos grados‒ presenta una secuencia de imágenes realizadas en carbonilla y acrílico diluido.

Fecha del evento

21/09/23 al 19/11/23

Desde Fundación Medifé acompañamos al Museo Nacional de Bellas Artes en la exposición “Panorama. El teatro de la memoria”, en la que el artista argentino Daniel Santoro presenta una obra inédita desplegada a lo largo de 30 metros, además de una selección de trabajos en tinta sobre papel, bocetos y cuadernos de notas, y un dibujo en carbonilla realizado especialmente para esta muestra en una de las paredes de la sala 42, en el segundo piso. “Los panoramas pictóricos, populares en el siglo XIX, eran enormes murales circulares que evocaban hechos trascendentes del pasado, como guerras, desastres naturales y episodios históricos ‒expresa el director del Bellas Artes, Andrés Duprat‒. Eran pinturas realistas que buscaban emular escenas verosímiles: fueron, de alguna manera, un antecedente del cine”. “En esta exposición, Santoro rescata aquel formato al presentar un panorama de treinta metros lineales. Si bien respeta el aspecto formal, el artista opera cambios conceptuales significativos. En principio, no se trata de la representación de un hecho histórico, sino de la puesta en escena de una cosmovisión personal y distópica en la que el artista expresa sus preocupaciones y su visión crítica de la realidad”, agrega Duprat. Por su parte, Santoro explica: “Con esta obra, intento provocar una experiencia inmersiva similar a la de aquellos panoramas de fines del siglo XIX. Pero, en este caso, el espectáculo que se muestra es una línea de tiempo quebrada por una sucesión de indicios de crisis y colapsos que anuncian los posibles finales de este tiempo”. El panorama ‒que se extiende a lo largo de la sala 42 del segundo piso, hasta cubrir un ángulo de trescientos grados‒ presenta una secuencia de imágenes realizadas en carbonilla y acrílico diluido. “Decidí utilizar la huella material del dibujo y evitar el artificio retórico de la pintura, lo que resultó en una bicromía de colores marrones con pigmentos provenientes de la tierra y la carbonilla”, detalla Santoro.

 

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