Luz y Fuerza. Arte y espiritualidad en el nuevo milenio

Reúne a diecinueve artistas argentinos contemporáneos cuyas obras giran en torno a la espiritualidad.

Luz y Fuerza. Arte y espiritualidad en el nuevo milenio

Reúne a diecinueve artistas argentinos contemporáneos cuyas obras giran en torno a la espiritualidad.

Exposición temporaria

Fecha del evento

14/07/23 al 13/11/23

Sala 1. Nivel -1

Curadora

Lara Marmor
 

Desde Fundación Medifé acompañamos al Museo Malba en la exposición Luz y Fuerza. Arte y espiritualidad en el nuevo milenio, que reúne a diecinueve artistas argentinos contemporáneos cuyas obras giran en torno a la espiritualidad. Se trata de una exploración sobre la práctica artística en el nuevo milenio, un momento en el que, en una trama ecléctica y a veces contradictoria, conviven las antiguas cosmovisiones orientales y amerindias, la meditación, las terapias holísticas, los esoterismos, la homeopatía, el neochamanismo, la astrología y el budismo.

Los artistas participantes nacieron en su mayoría entre fines de los setenta y los ochenta, e ingresaron a la escena artística entrados los 2000. Están marcados por el fervor de la primavera alfonsinista, la burbuja de la convertibilidad y el estallido económico, social y político del 2001, que se convirtió en la clave para leer lo que ocurría en el terreno del arte en esos años. Son quienes reciben el legado del Tao del Arte, la exposición curada por Jorge Gumier Maier en el Centro Cultural Recoleta en 1997. Allí, en el texto curatorial, entre Osho y el Tao de la física de Fritjof Capra, aparecía condensado el paradigma estético de esos años. Son también los jóvenes que atraviesan de lleno los tiempos de un tipo de espiritualidad que en sus inicios se presentó como alternativa.

En palabras de la curadora Lara Marmor: “La incorporación de hábitos atravesados por discursos que celebran la autoconciencia, la vida sana y la positividad habilita una experiencia más libre del deseo y el placer, en las antípodas del peso que tienen la culpa, el pecado y el sacrificio en las religiones tradicionales de Occidente. La transformación personal y social, asunto que pivotea entre el individualismo neoliberal y el asociacionismo comunitario de los diversos activismos, cobra una presencia inusitada (...) Abiertas a la experimentación, estas obras rompen los binomios: hombre/naturaleza, racionalidad/espiritualidad, mente/cuerpo, y a partir del humor, la ironía o la búsqueda espiritual más profunda dan cuenta de que energía y fuerza transformadora son fundamentales, hoy y acá, en estos momentos de cambio”.

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Liliana Porter. Un diálogo en perspectiva

Fecha: 12.07.25 al 03.10.25 Sala 5. Nivel 2 y Auditorio Curador: Agustín Pérez Rubio Actualmente radicada en Nueva York, Liliana Porter vuelve a la Argentina para presentar una exposición retrospectiva de su trabajo que abarcará su amplia trayectoria iniciada en los años 60. La exposición exhibirá desde sus producciones vinculadas con la gráfica y sus colaboraciones junto a The New York Graphic Workshop (1964-1970) hasta sus proyectos artísticos que van de la gráfica a la pintura, de la geometría a la materialidad y de la literatura a la narración de historias. Esta muestra intenta acercar al público tanto las diversas etapas de la trayectoria de la artista como las profundas capas de significado que sus obras plantean. Busca poner en foco la riqueza de su trabajo, amparado en una mirada crítica y en una desenfadada contemporaneidad, que se vale del humor y también de la empatía. Más información acá  

Kuitca 86

Fecha: 14.03.25 al 16.06.25 Sala 5. Nivel 2 Curadoras: Sonia Becce y Nancy Rojas. De Nadie olvida nada a Siete últimas canciones propone un enfoque en profundidad sobre una etapa crucial de la labor de Guillermo Kuitca (Buenos Aires, 1961), en el marco del 50 aniversario de la primera exposición que realizó en la galería Lirolay en 1974 a sus 13 años, y a 22 años de que su obra se presente por primera vez en Malba. Ante la oportunidad de recuperar la dimensión experimental de sus obras iniciales, reúne de manera inédita un conjunto de pinturas y series icónicas como Nadie olvida nada, comenzada en 1982, El mar dulce, iniciada en 1983, y Siete últimas canciones, presentada en 1986, junto a una selección de dibujos y documentos. Con estas piezas, de diversos formatos, soportes y técnicas, Kuitca forjó desde la pintura una investigación espacial y material que dio lugar a un repertorio iconográfico decisivo. Se trata de un conjunto de imágenes en las que plasmó la convergencia de atmósferas alusivas al imaginario de lo individual y lo comunitario, de lo doméstico y lo dramático. Más información aquí

Raúl Conti. Obras de Itatí y Nueva York

Fecha: 21.02.25 al 30.03.25 Curadores: Florencia Galesio y Pablo De Monte Con el auspicio de Fundación Medifé, el Museo Nacional de Bellas Artes presenta "Raúl Conti. Obras de Itatí y Nueva York". La exposición reúne una selección de obras del artista argentino Raúl Conti, (que forman parte) de dos períodos clave y menos conocidos, a la vez complementarios de su extensa producción: Las pinturas de Itatí y las obras de Nueva York. El primer núcleo presenta un conjunto de pinturas tempranas realizadas en las décadas del 50 y el 60 cuando el artista residía en Itatí, Corrientes. En ellas Conti captura el imaginario de Itatí, una pequeña ciudad argentina a orillas del río Paraná, su naturaleza exuberante y exótica, la fauna, la flora y las costumbres de sus habitantes inmersos en un sincretismo de creencias que combina el catolicismo, leyendas y mitos populares como el de “San la muerte”. Estas obras de pequeño formato capturan el esplendor del paisaje local con una paleta cálida, contrastada y con abundante carga matérica. El segundo núcleo se focaliza en sus impresiones y su experiencia en la ciudad de Nueva York donde se estableció a fines de los años 70 y en la que residió durante cuatro décadas. Su carácter cosmopolita, su imponente arquitectura, sus dinámica citadina, su población multicultural, su escala monumental, el poder, el dinero la violencia urbana operó en Conti prácticamente como un opuesto perfecto de sus vivencias provincianas de Itatí. En este entorno densamente poblado, el artista registra otras leyendas y mitologías, asociadas a diferentes problemáticas, cuyas víctimas son los sin techo y las personas con adicciones que habitan los barrios periféricos de la gran metrópolis. Las obras de ese período describen, con una paleta en la que predominan las tonalidades frías, la arquitectura de la gran metrópoli estadounidense: los típicos edificios con las escaleras de incendios, los carteles publicitarios y las señales de tránsito de la ciudad, atravesados en algunos casos por el motivo de las manos de cuatro dedos, perteneciente a obras anteriores, vinculadas a las producciones de las antiguas culturas americanas. Interesado en conocer e investigar las civilizaciones precolombinas, en 1966 emprendió un viaje de seis meses por América Latina, visitando Bolivia, Perú, Panamá, Colombia, Ecuador y México. El impacto y el estudio de las culturas americanas están presentes en toda su producción. La muestra se complementa con sus trabajos escultóricos en donde prevalecen las referencias a temas e iconografías de las culturas originarias y con un homenaje a Edith, su compañera de vida, representada en un retrato y con la transcripción de un poema de su autoría. De esta manera el Museo Nacional de Bellas Artes lleva a cabo un merecido homenaje a Raúl Conti, un artista de larga y prolífica trayectoria.   Más información aquí
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